Viva Frida
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By Sarah Kerr
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Transcript & Scans by Alberto Motolinia
Interrumpiendo el silencio, un teléfono celular suena en la Pirámide de la Luna. Sin emitir queja, Salma Hayek y Geoffrey Rush dejan de subir y regresan a sus marcas en medio de esta antigua escalera de piedra. Ellos y su directora, Julie Taymor, están
tratando de finalizar una rápida escena de Frida, en que la pintora Frida Kalho y el disidente revolucionario ruso León Trotsky, más unos pocos amigos, pasan un día de descanso en Teotihuacán, cuna del impresionante imperio mexicano precolombino. El actor británico Alfred Molina, usando almohadillas en su estómago y una sutil nariz postiza para interpretar al marido de Kahlo, el legendario moralista Diego Rivera, los espera más abajo en el camino de grava.
Filmar es un desafío -el vívido aire matinal se ha calentado bajo el agobiante sol y el equipo de filmación debe trabajar en medio de una creciente marea de turistas, a quienes, por orden del gobierno, no se les puede negar su derecho a visitar el patrimonio mexicano. Subir estos escalones neolíticos requiere de valor y piernas vigorosas. Hayek soporta dos cargas extra: un largo e impactante vestido escarlata y un dolor estomacal. Entre toma y toma, se tiende de espalda y se toma los hombros como si tuviera escalofríos.
Que el gobierno mexicano haya permitido una filmación en este lugar es un signo de lo importante que es el tema de esta película. También es un testamento a los poderes de persuasión de Hayek, quien en estos últimos años se ha reunido con innumerables burócratas en su larga odisea para conseguir la realización de Frida. Fue Hayek la que se reunió con Dolores Olmedo, la última amante de Rivera, quien controla el acceso a gran parte de su obra y también se unió a Miramax cuando los acuerdos iniciales fracasaron. Ella visitó a Molina en 1998 cuando éste actuaba en Broadway y le llevó el guión. El otoño pasado, Hayek se disponía a partir en viaje desde Los Ángeles cuando supo que Taymor había recibido el guión de Frida y que estaba interesada. "Ella hizo que el taxi se regresara y me fue a ver", cuenta Taymor. "Y durante dos horas me hablo sobre Frida con tanta inteligencia, pasión y conocimiento que pensé que si podía lograr una pizca de la entretención que ella me dio por dos horas, podía poner eso en la pantalla". Frida es uno de esos proyectos tan largamente anticipados que cuando se estrene, inevitablemente será visto como una prueba. ¿Puede HoUywood tomar una historia como la de Kahio y no arruinarla? ¿Puede Salma Hayek interpretar fielmente a un personaje tan crudo y controvertido como éste? ¿Podrá Taymor, que logró la gloria con El Rey León, pero perdió popularidad con Titus, probar que aparte de ser una genio visual, sabe cómo trabajar con actores? ¿Puede una audiencia norte- americana más amplia acoger a Kahlo, a quien Rush jocosamente llama "esa fantástica mujer con una sola ceja"? Incluso, la misma Salma Hayek reconoce que su respeto por la pintora fue precedido por la repulsión. Cuando tenía trece o ca- torce años, cuenta Hayek, tenía una amiga a la que le
encantaba el arte de Frida. Iba a su casa y miraba las reproducciones.Y pensaba, ipuaj! Qué desagradable. ¡Horrible, asqueroso! Y luego regresa- ba al día siguiente y le pedía que me mostrara la pintura de esa artista tan fea". En la adolescencia, estudió la pintura concienzudamente. "Estaba intrigada y poco a poco me fue encantando, hasta el punto en que me enamoré de su arte. Ahí empezó todo".
Aunque murió en 1954, la fama de Kahlo en Estados Unidos sólo se inició en 1983 con la publicación de Frida, la biografía de Hayden Herrera. Herrera tenía una telenovela erudita y pomposa que relatar: La esposa de uno de los grandes pintores del siglo vivió más apasionadamente que él, soportando un martirizante dolor fisico, teniendo Injuriosos anioríos, dejando tras ella una obra minúscula pero feroz, cuyo sentido del ser teatral y plástico pareció más relevante que los murales de conciencia social de su marido.
Después de que apareció el libro, la reputación de Kahlo creció tan rápidamente que pareció un boom que se iba acabar de un momento a otro. A fines de los ochenta, estuvo demasiado expuesta a los activismos exagerados que la veían como un símbolo del sexismo y la injusticia: la mujer creativa agobiada por el hombre opresivo. Por su parte, esto hizo que otros descartaran a Kahlo, considerándola una moda más de los que siempre se están quejando por algo. Además, Madonna se había convertido en una gran coleccionista. ¿Serían las pinturas de Frida una moda de una sola temporada, tal como lo fue el famoso bustier puntiagudo?
"Uno veía claramente que se trataba de una figura de culta, recuerda Taymor de la temprana adoración por Kahlo y la impresión dejada por sus despiadadas representaciones gráficas del dolor. "Quedó la idea de que ella era una mártir --con pinturas que eran muy religiosas. Pero nunca quise hacer la típica película de la pintora atormenta- da. El dolor está ahí, pero el placer también lo está". Hayek, asimismo, espera demostrar que Kahlo destacó en otras cosas aparte del sufrimiento. "Ella tenía sentido del humor, lo que dudo que muchas personas sepan. Y no puedo pensar en una mártir que haya tenido tal espíritu y pasión por la vida".
Magdalena del Carmen Frida Kahlo y Calderón nació en 1907. Con sus largos vestidos inspirados en los indios y sus tropicales autorretratos, Kahlo se ha convertido en una figura tan representativa de México que es fácil olvidar que su padre era en realidad, un inmigrante judío. Fotógrafo oficial del gobierno, detectó los dones de su hija y la alentó a leer -la gran patrona de las artes, Catherina de Medici, era uno de sus temas favoritos. A medida que Frida creció, eran los hombres los que estimulaban su creatividad y la idola- traban. En la universidad, se unió a Los Cachucas, un grupo inteligente y bromista de amigos artistas y eruditos (la Revolución Mexicana había terminado y una generación de genios desesperadamente necesitados surgió para sacar adelante al país) y se enamoró perdidamente del líder de este grupo.
Pero su idilio fue interrumpido por un horroroso suceso. El 17 de septiembre de 1925, Frida y su novio tomaron un autobús a casa. Éste colisionó con un trolle.y, estalló en pedazos y un pasamanos se soltó y atravesó su pelvis. La variedad y gravedad de sus heridas eran aterradoras: las piernas estaban destrozadas, la pelvis y las costillas cercenadas, su columna estaba dislocada y la capacidad de procrear severamente comprometida; cundió el desasosiego.por un tiempo, la pregunta no fue si Frida caminaría otra vez; sino, si sobreviviría. Cuando lo hizo, la interrogante que nunca se desvaneció fue si algún día no querría vivir más. "Hace no mucho tiempo, le escribió a su joven amor, "yo era una joven que vivía en un mundo de colores y formas tangibles y precisas. Todo era misterioso y siempre había algo que des- cubrir. Si sólo hubiera sabido lo dificil que es aprender todo de golpe, como si la Tierra hubiera sido iluminada por un sólo rayo de luz". La lúgubre poesía de sus cartas sugiere que ella podría haber sido una excelente escritora.Frida vivió, poniéndose muchos yesos y corsés para estabilizar su espalda. Rehusó que estos objetos la restringieran y los hizo parte de su mundo decorándolos con dibujos. Le gustaba pretender que nunca había pintado antes del accidente. En reali dad, lo había hecho, pero ahora la afición se había herramienta para sobrevivir. En Kahlo,un nuevo libro de ensayos, Luis Martín Lozano, experto en Frida, nos recuerda que su reputación como autodidacta no
se desvanece. Puede que haya adquirido cierta técnica por su cuenta y porque los autorretratos que ejecutaba revelan un acabado conocimiento de Leonardo Da Vinci, El Greco y Boticefli.Existen versiones encontradas sobre cómo Kahlo conoció a Diego Rivera,quien había vuelto después de muchos años en Europa para encontrar su vocación como el artistadel pueblo. Dicen que lo visitó mientras trabajaba en una importante obra pública, exigiéndole que bajara de su andamio y
que criticara su arte. Lo más factible es que lo haya conocido en una reunión de intelectuales organizada por Tina Modotti, una bella fotógrafa italiana(interpretada por Ashley Judd). Diego era un gigante de ojos saltonesque portaba una pistola y que a los 42 años, tenía la reputación de abandonara sus amantes. Frida estaba por convertirse en una inválida pero fue su genialidad lo que los atrajo mutuamente.
Una fotografía del día de su matrimonio en 1929 los muestra sentados juntos mirando a un pequeño King Kong.Rivera pasaba por una brillante etapa creativa y los primeros años de matrimonio transcurrieron alrededor de su obra. Kahlo lo seguía a sus trabajos en San Francisco y Detroit, y posteriormente a Nueva York, donde su negativa de eliminar a Lenin del mural del Rockefefler Center condujo a su destrucción dañando las finanzas de la pareja, pero acrecentando su fama de manera significativa. Sin embargo, fue durante este sombrío periodo en Estados Unidos que Frida empezó a moldear la multifacética personalidad que hoy conocemos como Frida Kahlo. Como mujer, soportó una serie de abortos espontáneos los que se convertirían en un motif extremadamente triste en su arte. Como artista, fue asesorada y animada por Rivera, quien amaba a las mujeres no sólo fisica, sino también intelectualmente. ("La historia demuestra que los primeros avances fueron hechos por las mujeres", acostumbraba a decir. "Los hombres preferían permanecer como brutos que peleaban y cazaban. Las mujeres se quedaban en la casa y cultivaban las artes").
Ella adaptó la síntesis que Rivera hizo de los enfoques indígenas y europeos sobre el color, creando efectos atrevidos, pero que jamás se vieron sintéticos, como un limón que uno puede usar para abrirse paso en la oscuridad y un naranjo como el núcleo de un carbón ardiente. Empezó a apropiarse de elementos del arte folklorico naive, insertando brillantez a un trabajo que en una primera mirada, parecía ser el de un aficionado. Y así obtuvo su inolvidable estética personal, centrada en los largos y decorados vestidos indios de las mujeres Tehuana que a Rivera le encantaba pintar. Con su severo peinado trenzado e imponen- tes aretes largos, la imagen de Kahlo era casi isabelina en su formalidad en ese mismo vestido fumaba como demonio y jamás dejó de ser extravagante. Casi religiosa en su antiesnobismo, le encantaba molestar a los ricos y famosos. Una noche en la casa de Henry Ford, se dirigió a su anfitrión, a quien sabía antisemita, y le espetó a viva voz durante la sobremesa: "¿Señor Ford, es usted judío?".Tanto Hayek como Taymor quieren que Frida les muestre a los norteamericanos las cosas de México que usualmente no ven. Si el filme logra esto, los norteamericanos descubrirán que el país es mucho menos exótico de lo que creían. La ciudad de México es una metrópolis de nivel mundial, que en el periodo de los veinte hasta fines de los cuarenta, albergó a una de las bohemias más grandes del siglo veinte, inspirando a visitantes tan disímiles como el fotógrafo Edward Weston, el novelista Malcom Lowry y el director avant-gard Sergei Eisenstein. Y la ciudad de México era el destino favorito de los ciudadanos más inteligentes de Hollywood, como la ex esposa de Charlie Chaplin, Paulette Goddard (una de las amantes de Rivera) y el actor Edward G. Robinson, quien era fanático de Kahlo y fue además, uno de sus primeros coleccionistas.
Los norteamericanos también deberán descubrir que México es mucho más exótico de lo que piensan. Es un lugar de amabilidad constante y revita- lizadora, pero también de costumbres únicamente morbosas como la perenne fascinación con las calaveras y esqueletos. Simplemente al caminar por las calles de la capital uno puede apreciar un humilde desfile de culturas que han ido y venido ruinas precolombinas junto a fantasmagóricos palacios coloniales españoles que hacen que el llamado Nuevo Mundo se vea bastante antiguo. El efecto que se produce es una especie de vértigo histórico, como si fuera la Florencia o la Jerusalén del Hemisferio Occidental.Varias semanas después de terminada la filmación, viajé al norte de Nueva York hasta una casa de madera que Taymor le había arrendado a un amigo y donde montó una sala de edición. Adentro, Taymor y el veterano editor francés de Frida, Francoise Bonnot, le están tomando el tiempo a una volátil escena donde Kahlo, devastada por la noticia que Rivera durmió con su hermana Cristina, se embriaga con tequila y corta su largo y grueso cabello. Ambos trabajan con relajada camaradería, lo que hace recordar el agradable trabajo en el set de Frida en México. Los tijeretazos de Hayek deben ser sincronizados con una melancólica balada que canta una magistral y antigua cantante llamada Chavela Vargas -una áspera y poderosa voz de los cincuenta que aún vive y que, en una coincidencia kármica, dice ser una de las últimas amantes de Kahlo). La versión del guión de Frida que yo vi (cuya última modificación fue hecha por Edward Norton, el novio actor de Salma Hayek, con sugerencias de Taymor), apunta a una película biográfica, con diálogos a menudo bastante francos, casi explícitos. Pero cada cierto tiempo, algunos interludios se desviarán por una tangente más imaginativa. En ciertos momentos veremos cómo las incoherencias escritas por Kahlo en su diario cobran vida en la pantalla. Una vez, Octavio Paz escribió sobre las confesiones de la artista: "Sus imágenes eran casi siempre explosiones reales de un subsuelo psíquico". El enfoque de Taymor apunta a recrear estas explosiones: así, por ejemplo, después de la escena de las tijeras, Hayek se sienta en una silla y, literalmente, luces altas y bajas pintan sobre el cuadro una vívida e impactante representación de la obra Autorretrato con el Pelo Cortado.e1 filme juega con la línea del tiempo produciendo un efecto poético: la aventura de Rivera con Cristina ocurrió en 1934, pero Kahlo terminó este autorretrato en 1939, un año dificil que quizás fue el mejor para ella. En un principio, se consoló de la infidelidad de Rivera embarcándose en sus propias aventu- ras amorosas. Para ese entonces, ya había aprendido a disfrutar la libertad sexual. Había dominado su temática artística y descubierto la mayoría de sus símbolos característicos: raíces enterrándose en el suelo, vestidos vacíos, heridas sangrantes, monos divertidos. Después de una exhibición exclusiva en Nueva York, recibió el honor de reali- zar una exposición en París. Al llegar, se enfureció cuando supo que André Bretón había dejado la organización de la exposición. Pero Marcel Duchamp apareció galantemente al rescate y Elsa SchiapareUi le hizo un famoso vestido, "La Robe Madame Rivera", en su honor. Posó para Vogue Francia, usando un chaleco de brocado amarillo con flores bordadas y joyas en prácticamente todos los dedos.Pero también fue en esta época que el cuerpo de Kahlo empezó a deteriorarse rápidamente. bebio para aplacar el dolor y despues de múltiples cirugías e infecciones su dolor
se fue extendiendo. Aunque los cuarenta y los cincuenta dieron a luz los cuadros más famosos y recordados de Kahlo, también es el tiempo en que sus contradicciones comenzaron a ensombrecer su fulgurante energía juvenil. Su arte recurría cada vez más al tema del martirio. Taymor espera que el público se sorprenda de lo expuesta y osada que aparece Hayek en esta película. Quizás, en forma predecible, algunos críticos piensan que el look hollywoodense de Hayek la descalifica para personificar a alguien tan desafiante e indomable como Kahlo. Es verdad que los ojos de Salma son más grandes que los de la artista y su piel en vez de estar acosada por el vello facial, es inmaculada. En otro aspecto, ella es adecuadamente bajita y habla con un sonsonete quejumbroso, justo como Frida. Para horror de su madre, Hayek empezó a fumar para personificar a Kahlo y ahora está teniendo problemas para abandonar el vicio. Además, cuando se preparaba para el papel descubrió, para su sorpresa, que le gustaba pintar.
Hayek me cuenta todo esto durante un almuerzo en Nueva York, un mes después de haber vuelto de México. Viste un elegante top negro realzado por unos blancos y pequeños aretes de diamante. ¿Está sufriendo después de haber completado su sueño? Por el contrario. Hayek confiesa que por largo tiempo, la sala de su casa ha estado arreglada como una especie de santuario a Frida y que mirar todas esas cosas le producía ansiedad. Ahora, comenta ella,"Miro todas estas cosas y tengo una sensación de sosiego y satisfacción".
En realidad, existe un sentido de inevitabilidad sobre la vinculación de Hayek con este proyecto. Me cuenta una historia que ocurrió a principios de los noventa, cuando recién se había mudado a Los Ángeles y apenas hablaba inglés. Ella supo que había planes para filmar la vida de Kahlo y envió su foto y un video. Los productores le dijeron que era demasiado joven. "Estaba tan molesta que en mi furia e ingenuidad les dije, 'Bueno, está película no se va a realizar hasta que yo esté lista".
Hayek resultó ser profético pero quizás no era la única que necesitaba e-star preparada. No parece una coincidencia que la versión en idioma inglés de la vida de Kahlo, finalmente esté rindiendo frutos en este momento. México recién se habia desembarazado del partido que lo gobernó en forma ininterrumpida desde su Revolución. Los Estados Unidos recién está empezando a acoger a su cada vez más creciente población latina. Ambos países se están abriendo a un ritmo inmparable.
En mi última noche en México, asistí a la premier mundial de Y Tu Mamá También, la última película de Alfonso Cuarón, un viejo amigo de Hayek y uno de lo más importantes realizadores mexicanos. Posteriormente, nos encontramos con Hayek en la fiesta. Todo tenía una sensación extravagantemente internacional. Se dice que dos de las hijas de Frank Zappa se paseaban entre la multitud. Un contingente de agentes y managers de Hollywood rodea acechante al talentoso mexicano. Y aglutinados en una mesa están los actores de Frida, los que podrían formar un con-úté de las Naciones Unidas: la mexicana Salma Hayek, está el australiano Geoffrey Rush, la inglésa Saffron Burrows, la argentina Mía Maestro y la italiana Valeria Golino.
Esta escena ya no es un vínculo entre la política y el arte, como lo era en la época de Frida Kahlo, sino un lugar donde el entretenimiento se une al comercio mundial. Porque quizás por primera vez desde los días de Frida, México se ha convertido en un imán para el talento internacional y la importancia de Kahlo en todo esto no deja de ser pequeña. Su imagen perdura, incluso cuando parece desviarse para marchar por senderos contradictorios.
A medida que asimilamos la perspicacia del feminismo, podemos interesarnos menos en cómo ella fue herida por los hombres y ver los lugares donde trabajó fructíferamentejunto a ellos. No estoy segu- ra de que HoUywood sea capaz de hacerle justicia al drama político de los tiempos de Frida. Pero Taynior sugiere un tema más promisorio: en medio de los desen- cantos y las traiciones, quizás podamos encontrar en la historia de Frida y Diego una defectuosa, pero intensa definición del amor es el apoyo mutuo que perdura cuando la pasión, el romance e incluso la fidelidad ya no existe. "El punto crucial de la historia es el conflicto y la lealtad", nos cuenta Taymor. 'No soy fiel, pero puedo ser leal'. El amor no necesariamente tiene que ver con la fidelidad, sino con el amor. Y estas dos personas se aman hasta las últimas consecuencias". ¿Frida Kahlo, un modelo a seguir en el amor? Suena extraño pero ése es su poder. Como pocas artistas, ha probado que es capaz de luchar por lo que sea necesario.
© Vogue Mexico, February 2002
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